Organizados para no leer

Las reflexiones de Gabriel Zaid son tan certeras con respecto a las triquiñuelas que hacemos los que nos dedicamos a la literatura; triquiñuelas que sólo se justifican porque no queremos leer. La verdad no les creo a los alumnos cuando me juran que ya leyeron Edipo Rey de Sófocles. No creo en absoluto que lo hayan hecho DE VERDAD. Lo que ellos creen es HABERLA LEÍDO. Porque lo que saben es la trama de la historia, saben quién fue Edipo, lo que le pronosticó el oráculo, y que luego, al cumplirse se sacó los ojos. Pero saber la trama a realmente LEER la obra, lo dudo. Lo siento. No me engañan para nada. Sé perfectamente la clase de soberbia a la que acceden los estudiantes de humanidades cuando se dan cuenta QUE NO ES NECESARIO LEER. ¡Al fin que nadie se da cuenta! Aquí van las afirmaciones de Zaid, que refuerzan mi argumento:

"Alguna vez, Huberto Batis relató una experiencia deprimente. Dando clase en el último año de letras, tuvo una sospecha que lo obligó a preguntar: ¿Cuántos de ustedes han leído a López Velarde? Silencio general, y una sola mano que se alza, con explicaciones desoladoras: vínculos familiares en la tierra natal del poeta... En otras disciplinas y países se cuentan cosas semejantes. Una notable (porque revela cómo el mundo académico se ha vuelto burocrático, y tiende a modelarse en la figura del ejecutivo, no del lector) empieza con la extrañeza de un director de tesis ante cierta afirmación: ¿Cómo puede usted decir tal cosa, si su bibliografía incluye tal libro? ¿Lo ha leído realmente? Breve respuesta ejecutiva: No personalmente.
     La mala prosa en las ciencias sociales se ha vuelto casi un requisito (los historiadores, sociólogos, psicólogos que escriben demasiado bien se vuelven sospechosos de poca profundidad). Pero en los trabajos literarios es una contradicción. La mala prosa sobre las bellas letras demuestra poco entendimiento del juego literario, incapacidad de lectura de los textos propios y ajenos. Demuestra que lo importante es el juego académico, no el literario. El gusto, la malicia, la pasión de leer, son loables, pero no hacen falta para acumular puntos curriculares."

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