Una verdad incómoda


Mentiría si dijera que amo la historia. Amo la literatura. Y si para entenderla mejor, si para conocer los procesos de su legitimación y divulgación era necesario que yo debiera ingresar a otra disciplina que me permitiera comprenderla y amarla aún más, pues bien; eso fue lo que hice. Sigo enamorada, pero ahora de una manera loca, terrible. De una manera en la que siento que me pertenece. Que es mía y de nadie. De una manera que me duele, aquí dentro.



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