Me asomo a la ventana de la noche. El espacio tranquilo se ilumina débilmente. En algún lugar alguien lanza una luz para que otro de alguna manera le encuentre. Cierro los ojos. De pronto eres tú una muchacha que ríe y luego hace un movimiento que revela todos sus gestos de muchacha. Manejo con la vista fija en ningún punto. Ahora eres tú en bicicleta. Eres un hombre joven o que ha conservado en su cuerpo los gestos de un joven. Ríes. Y te dejas llevar por el impulso de la bici. Alguien. En algún lugar. Todavía dentro de nosotros.
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Mostrando entradas de agosto, 2016
La lucha contra nuestros miedos es una Lucha de Gigantes
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Juanga, bien vales un tequila...
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Para practicar la aceptación... y seguir creciendo.
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A veces, me encuentro en situaciones complicadas en las que me encallo y no consigo tirar adelante, o que me suponen un esfuerzo titánico avanzar. Entonces hay alguien que me dice: tienes que aceptarlo. Escucharlo me produce una cierta sensación de rechazo porque aceptar una situación me suena a rendirme, y eso a mi no me gusta. Pero ¿qué significa realmente aceptar? ¿En qué se diferencia de rendirse? y sobre todo, ¿por qué es tan poderosa la aceptación para conseguir una acción realmente eficaz? En este artículo voy a tratar de explicártelo. Rendirse Para mi rendirse trae asociadas las ideas de abandonar , de entregarse, de perder ante un enemigo con el que lucho pero que no he podido superar. La pregunta que me surge es ¿cuáles son las consecuencias de rendirse? Por una parte puede llevar la sensación de fracaso , lo cual implica que algo acabó definitivamente. Es como si perdiera de vista la posibilidad de volver a intentarlo. Por otra parte la derrota