Me honra participar como comentarista en el homenaje de la primera escritora con la que entré en contacto cuando yo tenía ¿qué serían? ¿dieciocho años? Tuvo que pasar mucho mucho tiempo para que yo conociera con detalle su obra y pudiera valorar el peso que su figura tuvo para muchas mujeres de mi generación en la escritura. En esta ocasión ha sido la autora quien ha solicitado mi presencia en su mesa de homenaje. Significa mucho para mí esa invitación. En parte, como un resultado del trabajo y el esfuerzo realizado en la lectura y apreciación de la literatura de manera general; pero por otro lado, como el aliento que durante mucho tiempo busqué para seguir adelante.
Seguir adelante. En este periodo de mi vida profesional, en el que algunas de mis ilusiones se han atascado cual carreta de llantas cuadradas en llano plano, seguir adelante es un guiño que agradezco de parte de una mujer de la que admiro su tenacidad y pasión por el arte literario. Gracias, Rosina Conde.
