Fotografías
Hoy coloqué estas fotos en la ofrenda de muertos dedicada a mi papá. Es tan joven. En su mirada se ve confianza y relajación por lo que vendría a su vida. Estaba a punto de casarse y venía de regreso de la temporada de trabajo en el field. Si estas fotos las tomó mi mamá (que entonces todavía no era madre de nadie), adivino en estas capturas un intercambio amoroso y gentil. Especialmente en la primera foto (izquierda). Mi papá toma una gavilla en su boca y ve directamente a la cámara. Es un hombre joven. Tal vez adivina el deseo de una virgen mujer que lo ha esperado más de un año a que él cumpliera la promesa de matrimonio que se hicieron cuando ambos eran trabajadores en la frontera. No se ha consumado el deseo pero, subrepticiamente, ellos han escapado a lo alto de la milpa para reconocerse en otro espacio distinto a aquel donde se encontraron por vez primera. Es su pueblo, es la tierra que la vio nacer a ella, es el campo cultivado por sus hermanos. Y él está de pronto ahí. Con la promesa de la simiente.