Diario de mis sueños II


En el sueño entro a una casa antigua, de madera y de estilo victoriano. Casi como las casas viejas del centro de San Diego. Esta es una casa muy muy antigua, parece que se desmorona. Es de color blanco. Dentro de la casa todo está desordenado, hay cosas extrañas, y no tardo tiempo en darme cuenta que la  casa es de una bruja. La bruja en cuestión es joven, digamos que de mi edad, digamos que soy yo. Es de  cabello negro, adulta, pero no vieja. Y quien ha entrado a la casa también soy yo, pero mucho más joven. Entonces soy ambas mujeres: la inexperta y la que sabe cosas especializadas. Algo ocurre entre ambas, por un tiempo largo. Una especie de enseñanza o iniciación. Pero mi yo joven no sabe lo que está ocurriendo ni cómo es que está atrapada ahí sin poder salir a ningún lado ni pedir ayuda. De alguna forma, mi yo joven se da cuenta del dominio de la yo adulta y quiere escapar. La bruja adulta desaparece dejando a la joven sola. Cuando me doy cuenta de esto, sé que por fin podré escapar. Pero es demasiado tarde: ya he adquirido los conocimientos de la bruja mayor. Llega otra joven, que no soy yo. Busca entrar a esa casa, pero yo no la dejo, temo que le haría algún daño. Salimos. Sé que la única manera de librarme de ser esa bruja o de desaparecer lo que esa bruja significa es quemar la casa. La incendio y salgo corriendo, junto a la nueva joven. Pero sé que ya es tarde, a donde vaya yo llevaré lo que esa vieja bruja me ha enseñado.

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