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La (nueva) vida con la letra M

Desde después de la pandemia (2020-2022) he tenido terror auténtico de leer mis evaluaciones como profesora en la universidad. Terror genuino. Miedo de leer y derrumbarme sobre mis cenizas de profesora distinguida y precarizada. Las generaciones que vinieron después y durante el COVID me parecieron tan complejas de tratar y educar, que yo misma sentía que mi vocación para la docencia de la literatura se había acabado, había llegado a su fin.  Pero el nuevo descubrimiento de mi parte (al atreverme, por fin a abrir los archivos de las evaluaciones) es que aún sigo siendo una profesora estimada, quizá no tanto como lo fui los primeros diez años de mi inserción al mundo académico superior, pero al fin sigo siendo alguien en quien los estudiantes siguen creyendo. Eso más o menos dicen sus comentarios.  En cambio, el verdadero descubrimiento fue darme cuenta que he llegado a la menopausia, y que ese acontecimiento es el que estuvo detrás de lo que yo creí era simple cansancio, dolor de estóm

Moses Lake

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Cuando terminé la carrera de literatura me sentí terriblemente perdida. Y ese era el mismo sentimiento que compartía con toda mi familia. Mi papá apenas salía de una depresión que lo inmovilizó laboralmente durante unos ocho años; nadie ahí sabíamos a dónde ir o qué hacer. Estábamos totalmente perdidos como individuos y como familia. Es un hallazgo emocional que recientemente descubrí y que me explica muchas cosas de una manera liberadora. Me quita cargos de conciencia y culpas que mucho tiempo sentí que me atañían solo individualmente.  Entre las aventuras locas en las que seguimos a mi papá fue irnos a vivir a Washington, a un pueblo agrícola llamado Moses Lake. Llegamos ahí de la nada que era nuestro naufragio y afortunadamente encontramos personas bien asentadas que nos brindaron ayuda para reorientar, en el caso de mi papá, el nuevo proyecto al que debía dirigir su vida, a sus casi setenta años.  Estar perdida es algo a lo que me habitué y que volví a repetir con mucha tenacidad e

Avanzandito

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Los anhelos por construir la historia de la literatura en Baja California, de hecho: la historia literaria de cualquier lugar, sobrepasan las capacidades y ambiciones de una sola persona.  Me da gusto acompañarme de personas que vamos en el mismo riel y espero que compartir nos haga menos egoístas y más cooperativos, a fin de escribir una historia literaria; o diré mejor: las historias literarias que narren aquello que deseamos mantener en la memoria. 

Eso que llaman equilibrio y "madurez"

Qué fantástica es la vida, lo digo a esta edad. Tiene todo aquello que imaginamos y un pilón de más. Queremos amar, y no contamos con que también otros nos amarán. Queremos una profesión y encontramos un sentido para trabajar, para esforzarnos, incluso para frustrarnos un poco. Todo aquello que viene trae su partida doble; tiene su parte de recompensa, pero también de dolor y aprendizaje. A veces llega primero lo mejor y otras veces hemos de cargar con la parte doliente, por mucho tiempo, sin que entonces comprendamos que esa dificultad viene disfrazada de embrollo porque después entenderemos el aprendizaje que trae dentro. Es como una película extensa (pero debiera decir novela), con múltiples tramas de las que no sabemos su finalidad, pero lo que importa es vivirlas mientras están ocurriendo, porque incluso después extrañaremos esas penas porque representaban nuestra inocencia ante el mundo. Porque cuando ya no duele nada, o duele cada vez menos, también se pierde un tanto de la in

Alrededor de las 3:30

Recuerdo muchos días ser feliz. Y para mí, la felicidad se siente más intensamente por las tardes. Podría decir que exactamente entre 3:30 y 5:00 de la tarde. Esa es mi hora de la felicidad. Cuando niña, recuerdo estar en la escuela, en mi aula, después del receso. De pronto vi por la ventana. Afuera podía verse a la ciudad viviendo: ferreterías, tiendas, personas trabajando, el mundo yendo y viniendo. Y yo ahí, una niña de seis años que escuchaba atenta a su lección. Nada me faltaba. Estaba protegida. Pronto iría a casa. Me sentí consciente y feliz. Y tengo muchos recuerdos así, como ese. En Puebla, cuando mi esposo se iba a trabajar su segunda jornada del día, yo me quedaba en casa. A veces era feliz y cuando no lo era tenía que salir por ahí a caminar para mitigar la tristeza (esto qué cliché se lee). Pero las 3:30 de la tarde significan muchas cosas para mí. El salir de mi trabajo en Pluma Nacional, cuando tenía como 19 o 20 años. Y saber que me dirigía a mi escuela, que aunque n

Poetas en la frontera. Producción y discurso de las autoras bajacalifornianas, 1962-2000

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En este texto se presentan algunos avances respecto a la revisión cualitativa y cuantitativa de la producción editorial que concentra el trabajo poético de las mujeres en Baja California, en el periodo comprendido entre las décadas de 1960-2010. El análisis de los datos se contrasta con la presencia de las autoras dentro del campo literario bajacaliforniano a través de antologías e historias de la literatura. Asimismo, se realiza un balance de los estilos y temáticas seguidos por las autoras y su relación con dos de los tópicos que definieron los discursos públicos para la identidad fronteriza durante el siglo XX: la moralización y el bilingüismo cultural. El objetivo de este balance es ponderar la construcción de algunas de las señas que identifican a la escritura poética producida por las mujeres y su grado de involucramiento con la realidad de la frontera. La literatura escrita por mujeres en Baja California se remonta a la década de 1960. En este periodo fue posible ver un inédito

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde –como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos –envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra. Jaime Gil de Biedma