Vida y época de Michael K de John Maxwell Coetzee
Es difícil encontrar un libro que realmente valga la pena. Entre más vive uno menos tentado está a dejarse seducir por los éxitos editoriales del momento. En mi caso particular, me gusta ver películas taquilleras y libros que no sean best sellers. El cine me sigue pareciendo, pese a que reconozco hay excelentes historias y directores, un entretenimiento. No así la lectura. Nunca compro los libros del momento. Ni los que ganan premios. Ni los que vienen con todo el aparato de la mediatización. Por ejemplo, no he leído ninguna novela del narco. (¿O sí?) Si considero a El amante de Janis Joplin como narconovela, entonces sí he leído una. Pero sólo esa. A menos que tenga que reseñarla. O presentarla. O estudiarla para la universidad. Por un dejo de rebeldía consumidora siempre me acerco a lo que recomiendan otros lectores. Por supuesto, leo reseñas. También leo blogs. O platico con los estudiantes. O con viejos amigos. De alguna manera, siempre uno termina enterándose qué es lo que debe leer que no sea lo que Alfaguara, Tusquets, Planeta o Anagrama quieren que leamos. En la maestría un compañero árabe me recomendó a Coetzee. Leí su Elizabeth Costello. Me impresionó. Me parece un libro absolutamente sincero de parte de alguien que se dedica a la creación. Coetzee inventa a la señora Costello para hacernos ver que todo lo que interviene en la vida de un artista influye determinantemente en su estética. Todo juicio artístico es subjetivo. Toda regla que creas está sujeta a tu propia experiencia vital. El deseo, el amor, la vejez, la frustración, el temor. Ahora me he leído Vida y época de Michael K. lo conseguí en 35 pesos en DAX. No es el mismo Coetzee de E. Costello, aunque sí mantiene la misma profundidad en la historia. La vida de Michael K. narra de manera admirable y concisa (y sin temor a caer en el exceso. Porque la vida de K llega al exceso…) el deseo de un hombre por conducir su vida de tal forma que ésta sea absolutamente desapercibida para el resto de la humanidad. El deseo de Michael, claro está, es llegar a ser realmente libre. Lo paradójico es que entre más se esfuerza K por no dejar ninguna huella de su ser en la tierra, parece que el mundo se empeña en asignarle una misión. Michael va a morir y el único espacio donde puede habitar libremente es en sus sueños. Precisamente ahí concluye el libro, en una ensoñación de K.
Vida y época de Michael K es una novela hermosa y terrible, como El amante de Marguerite Durás. No le he encontrado otro calificativo. Hay que leer este libro. Y después, ponerse a pensar.