Sesudos frutos del tiempo

Reconstrucción del ensayo La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas de Jacques Derrida. Por Elizabeth Villa.


[Notas en corchetes son inferencias propias, no tienen correspondencia textual en el ensayo].

1. Derrida inicia anunciando un cambio, un rompimiento en el concepto de estructura. 2. Hasta entonces, la estructura había tenido un centro fijo que tenía como función organizar la estructura y, sobre todo, limitar el juego de la estructura. 3. El centro de la estructura se había pensado hasta entonces como uno en donde no era posible la permutación, la sustitución de contenidos. Así, rigiendo a la estructura, el centro escapaba de la organización de la misma. 4. El centro, pensado de esa forma, estaba fuera y a la vez dentro de la estructura. 5. Que el centro esté dentro y a la vez fuera, representa una contradicción coherente. 6. La coherencia en la contradicción solo expresa la fuerza de un deseo. 7. El concepto de estructura centrada a partir de la inmovilidad del centro funda una certeza tranquilizadora. 8. La certeza tranquilizadora de un centro fijo permite dominar la angustia de participar en el juego. 9. Toda la historia del concepto de estructura, antes de la ruptura, debe pensarse como una serie de sustituciones de centro a centro; el centro recibe formas y nombres diferentes [en cada momento de la historia de occidente como de la historia de la metafísica]. 10. [El centro de la estructura, la cadena de sustituciones de la que procede] tendría la forma de la determinación del ser como presencia. 11. Todos los nombres que [en algún momento de la historia de occidente o de la metafísica] ha recibido el centro han designado a una presencia: Dios, hombre, esencia, existencia, sustancia, conciencia, etc. 12. [Todos esos nombres que ha recibido el centro a lo largo de su historia son nombres que designan a alguien que está “presente”; hay alguien presente rigiendo la estructura: aunque a ese alguien presente no lo veamos ni participe de la estructura]. 13. La ruptura que anuncia Derrida consiste en que se ha tenido que pensar [cuestionar] la estructura. 14. Se ha tenido que pensar [¿Cuál era el deseo que regía la forma en que se organizaba la estructura y cómo determinado centro se constituía en ella]. 15. Entonces se ha tenido que pensar que el centro,[si procedía de la sustitución de otro centro anterior y así sucesivamente hacia atrás] hubo un momento en que no sustituyó a nada: hubo un momento en que no sustituyó a nada que le haya pre-existido. 16.  [Hubo un momento en que el centro, o más bien: la presencia que rige el centro, se colocó ahí nada más]. 17. A partir de ahí se comenzó a pensar que no había centro; que el centro no era una presencia sino una función [una función de la que cada presencia tomaba lugar]. 18. Entonces, la ausencia de centro o de origen extiende hasta el infinito el campo y el juego de la significación. 19. Pero, nosotros, no disponemos de ningún lenguaje, sintaxis o léxico que sea ajeno a esta historia de la estructura. 20. [Estamos atrapados dentro de la estructura y los discursos que generamos dentro de ella también]. 21. Un ejemplo es el concepto signo. [El concepto signo posee una parte material: significante y una inmaterial: significado]. 22. Si quisiéramos reducir [eliminar, suprimir] del concepto signo la parte del significante, para borrar la diferencia entre ambos funtivos y reducir el signo al pensamiento y también para librarnos de la palabra significante por ser un concepto metafísico [recordemos que el significante tiene sentido sólo porque remite a una presencia, que está ausente, eso lo vuelve cómplice de la metafísica de la presencia; esto es: de la historia de la estructura con un centro que es una presencia/ausente y que tiene la cualidad de la inmovilidad y de limitar el libre juego de la significación dentro de la estructura]; [es decir, dejarlo sólo en el significado ¿no sería algo imposible de lograr? Y ¿con que sentido?] 23. Concluye que el concepto signo [el de Saussure], necesita forzosamente constituirse como la oposición de dos funtivos [significante y significado]. 24. El concepto signo es sólo un ejemplo de cómo todos los discursos que se han generado dentro de la estructura están atrapados en su lógica y sus postulados. 25. Los conceptos heredados de la metafísica son el campo en el que operan Freud, Nietzche y Heidegger, por ejemplo. 26. Un ejemplo del uso de esos conceptos heredados, es la oposición naturaleza/cultura o etnología/etnocentrismo, relacionados con Levi-Strauss. 27. Por ejemplo, la etnología denuncia el etnocentrismo [o sea, el privilegio de una raza o cultura sobre las otras] pero al mismo tiempo necesita esa diferenciación [cuando los antropólogos estudian a los “pueblos salvajes”, proceden a partir de un etnocentrismo pues se consideran a ellos mismos como los “no salvajes”]. 28. Igual ocurre con la oposición naturaleza/cultura. 29. Derrida explica cómo en sistemas de oposición dicotómicos hay términos o conceptos que ponen en cuestionamiento el sistema de diferencias sobre el que están construidos. Un ejemplo es la prohibición del incesto. Se supondría que lo natural es universal y espontáneo, mientras que la cultura es particular, con una forma determinada y un sistema de reglas y normas; entonces, si la prohibición del incesto es universal sería parte de lo natural. Pero, al mismo tiempo es un sistema de reglas y prohibiciones, lo que la haría formar parte de la cultura.  30. Si se borra la oposición naturaleza/cultura, la prohibición del incesto deja de ser un “escándalo”, por decir: dejaría de ser un término contradictorio, ambivalente. 31. Entonces, hay dos maneras de hacer una crítica al lenguaje. 32. La primera: inquietarse por los conceptos fundadores de la historia de la filosofía; rastrear la historia de los conceptos [por ejemplo: rastrear el concepto naturaleza en oposición a cultura], someterlos a una cuestión sistemática y rigurosa. 33. La segunda: conservar esos viejos conceptos como instrumentos que pueden servir; utilizarlos como método. 34. Ahora bien, utilizar esos conceptos ya existentes es algo que Levi Strauss llama Bricolage. 35. Bricolage es: tomar prestados los conceptos de una herencia más o menos coherente o arruinada. La crítica literaria hace eso, tiene una función bricoleur. 36. Tomar esos conceptos y construir algo nuevo con ellos es llamado también mito-poética: la capacidad del ser humano de construir mitos que expliquen el curso de su destino. 37. Y aquí tenemos que el mismo Levi Strauss reconoce haber procedido así: su mito-lógica [es decir, su explicación de cómo funcionan los mitos] es mito-mórfica [es decir, tiene también la forma de un mito]. 38. Un concepto que se opone a bricoleur es ingeniero [nuevamente otra oposición]. 39. Ingeniero sería aquel que construye todo un lenguaje, sintaxis, morfología, gramática para crear su propio discurso. 40. La figura de este ingeniero no tiene sentido puesto que si el bricoleur es capaz de crear algo nuevo, de hacer mitopoética, entonces debió ser capaz de crear también al ingeniero. [Se refiere tal vez a que el bricoleur es como un ingeniero, pues tiene una cualidad mitopoética]. 41. Si creemos lo anterior, entonces no tiene sentido la oposición bricoleur/ingeniero, puesto que todo lenguaje es bricoleur, mitopoético, es decir, ingeniero. 42. Se demuestra así nuevamente cómo hay términos que sólo tienen sentido en un sistema de diferencias. Bricoleur sería el término que adquiere un gran sentido en ese sistema. 43. Derrida enseguida señala cómo el mismo Levi-Strauss abandona toda referencia a un centro, origen, arquía, sujeto, privilegio, al construir sus mito-lógicas. 44. Lo hace porque da cuenta de que no hay un mito originario que explique a todos los mitos. En su trabajo de construir el sistema para la explicación del mito, Levi-Strass utilizó un mito cualquiera, sin alguna característica que lo identificara como El Mito; de esa manera está abandonando la referencia a un origen. 45. La otra, es porque reconoce que no hay una unidad o fuente absoluta del mito [¿Cómo saber cuál es el mito original?] 45. Pero entonces ¿cualquier discurso sobre los mitos es un mito mas? ¿por eso deberíamos abandonar esas explicaciones? ¿dejarlas a un lado? 46. No, no se debe hacer eso. Equivaldría a saltarnos o dar la vuelta a las páginas de la filosofía sin haber realizado el esfuerzo de leerla. Si procediéramos así caeríamos en ingenuidades filosóficas, nos condenaríamos al empirismo [a partir sólo de la experiencia, no de la reflexión, creo (¡)]. 47. [Continuemos con Levi Strauss y sus mito-lógicas]. 48. Todos los discursos que se generan en una estructura son infinitos [como los mitos o las variaciones de la gramática española]. 48. Son infinitos debido a que las variaciones son infinitas y hay demasiado como para poder dominarlo. 49. Pero también pueden pensarse como infinitos si admitimos que están dentro de una estructura cuyo centro no es fijo, un centro que es variable y que no detiene el juego de las sustituciones. 50. Así, en una estructura de ese tipo, el libre juego de la significación se vuelve infinito: todo puede significar todo. 51. Ese movimiento, el del juego permitido por la ausencia de centro o de origen, se le llama suplementariedad, porque es un movimiento de los suplementos hacia el centro.  52. Seguimos: el lenguaje que el ser humano utiliza para explicar el mundo es un lenguaje simbólico, tiene un excedente de sentido, una sobreabundancia del significante. 53. Derrida le llama una falta. Un lenguaje simbólico puede significar muchas e infinitas cosas porque le falta algo: le falta un centro que fije los significados. 54. [Por eso los discursos pueden ser infinitos, porque el lenguaje simbólico del ser humano carece de un centro que limite su significación]: [todo puede significar todo]. 55. El estructuralismo de Levi-Strauss está condicionado a dos tensiones. 56. La primera: tensión historia-juego: por un lado la estructura proviene de una historia, hubo un rompimiento con otra anterior, hubo un juego de significantes que fueron sustituidos. Aunque la estructura se deba a la posibilidad de esa historia de las permutaciones que el juego permite, aunque se deba a eso, ella [la estructura] debe eliminar la historia para que la estructura se forme como un modelo que se lee objetivamente [digamos]. 57. La otra tensión es presencia-juego: en Levi-Strauss se percibe una nostalgia de la presencia porque añora un origen, idealiza la pureza de la naturaliza arcaica. Nostalgia y remordimiento [así lo dice Derrida] por la presencia a sí en la palabra. 58. Hay dos interpretaciones de la estructura, el signo y el juego. 59. Una: que se resiste al juego y sueña con el origen, con la interpretación verdadera. 60. Otra: que afirma el juego y va más allá del hombre y del humanismo. Entendiendo hombre como el nombre del ser que ha soñado con la presencia plena, con un fundamento tranquilizador, un origen y un final del juego. 61. Derrida cree que no hay elección entre esas dos interpretaciones, que la interpretación ya está aquí.

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