Christopher Domínguez: entre crítico e historiador.
Soy un gran lector de historia, un apasionado de la historia de México, pero no soy una excepción entre los críticos que tienen como segunda pasión, o como casa chica, la historia. ¿Por qué fue así y no al revés? No lo sé.
José Luis Martínez me decía, en broma y medio en serio, “el problema es que tú no tienes muy claro la diferencia entre la historia y la literatura”. Yo creo que él trataba de decir que para mí la historia es un género de la literatura, o la literatura es un género de la historia, las fronteras a veces se borran... Sé que una es el mundo de lo que ocurrió y otra es lo que debería ocurrir… Los críticos literarios tendemos a hacer excursiones de saqueo histórico. ¿Por qué lo hacemos? Yo creo que sería magnífico tema de un ensayo. Para volver a Sainte-Beuve, hizo crítica literaria todos los lunes en el periódico, pero también escribió una historia de la religión jansenista en Francia. Y el más conocido libro de Wilson es su historia de la revolución rusa, Hacia la estación de Finlandia (1940).