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Mostrando entradas de junio, 2016

Borges, estarías de acuerdo con el doctor Fowler...

Por encima de todo, hemos de reconocer que la gama completa de los géneros no ha estado igualmente, ni mucho menos completamente, disponible en un periodo cualquiera. Cada época parece contar con un repertorio relativamente reducido de géneros a los que lectores y críticos pueden responder con entusiasmo (...) Además, cada época supone nuevas omisiones en el repertorio potencial. En sentido amplio, todos los géneros pueden haber existido en todas las épocas, vagamente materializados en estrafalarias y monstruosas manifestaciones individuales.  Género y canon literario . Alastair Fowler. Universidad de Edimburgo

Christopher Domínguez: entre crítico e historiador.

Soy un gran lector de historia, un apasionado de la historia de México, pero no soy una excepción entre los críticos que tienen como segunda pasión, o como casa chica, la historia. ¿Por qué fue así y no al revés? No lo sé. José Luis Martínez me decía, en broma y medio en serio, “el problema es que tú no tienes muy claro la diferencia entre la historia y la literatura”. Yo creo que él trataba de decir que para mí la historia es un género de la literatura, o la literatura es un género de la historia, las fronteras a veces se borran... Sé que una es el mundo de lo que ocurrió y otra es lo que debería ocurrir… Los críticos literarios tendemos a hacer excursiones de saqueo histórico. ¿Por qué lo hacemos? Yo creo que sería magnífico tema de un ensayo. Para volver a Sainte-Beuve, hizo crítica literaria todos los lunes en el periódico, pero también escribió una historia de la religión jansenista en Francia. Y el más conocido libro de Wilson es su historia de la revolución rusa,  Hacia la

A. E. Quintero (Antología general de la poesía mexicana, Océano, 2014).

Hoy me he quedado haciéndole compañía al refrigerador. Escuchando el trabajo que le cuesta funcionar, cumplir, estar al día con sus frías labores, con sus tareas congeladas. Lo que se espera pues de un refrigerador de cocina. Y literalmente tomé una silla y me puse en ella a su lado. Y ahí estuvimos. Quejándonos. Oyéndonos mutuamente funcionar, respirar. Pensando en las cosas que deben congelarse para que el mundo siga. En nuestras cosas, supongo. En la vida mecánica o no, eléctrica o no. Programada. Lineal, independientemente de la curva, o el zigzag, que marca, en el monitor de pulso, el pulso. Y ahí estuvimos  prestándonos dos horas de nuestro tiempo. Sin conclusión alguna respecto a nuestra última estancia por seguir: eso que es congelar lo que se lleva dentro.

Genial.

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Buena Vista Social Club-Chan Chan

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Llorar a lágrima viva. Oliverio Girondo

Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropología,  llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando. Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad  que los cacuyes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!  

Locura

Le digo al Alfredo que enloquecí. Dime que tú también lo hiciste, para no sentirme tan mal. Pero se calla. En lugar de eso me dice que de todos los estudiantes que no han sido de historia yo fui quien asimiló con mayor rapidez todo. Todo es la escritura, la lectura, encontrar un problema. Me lo dice y no siento que sea suficiente. Me vuelvo a descomponer. Si alguien me toca en este instante podría matarlo a hachazos o besarlo furiosamente. Tengo calor en la cara. Podría ser la rosácea, podría ser el cambio de clima. Alfredo tiene esa cualidad. Sabe cómo desviar las cosas para evitar encontronazos. Se lo agradezco por un instante. En el siguiente, ya estoy de nuevo intelectualizándolo todo. Escupiendo datos duros que me hagan sentir segura, lejos de las emociones. Leo en la web que la originalidad de Cervantes fue imitada por Avellaneda. Lo que llevó a Cervantes a superar su propia originalidad. Me pregunto si Cervantes enloquecería como yo. O mejor, si yo he enloquecido como Cerva