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Mostrando entradas de abril, 2023

Epístola para Claudia Silva. En tu memoria

Querida güerita: Me cuesta trabajo no decirte de esa manera, pues siempre fuiste para mí la güerita de los jueves y siempre lo seguirás siendo, aunque para ti ya se hayan acabado para siempre los tintes y los retoques. En cambio, los jueves no se han acabado y no se acabarán nunca. A estas alturas, es algo que empiezo a comprender: que la vida es un devenir constante a la que le vale madres nuestra singularidad terrenal. Que los jueves seguirán siempre ahí, para que los caminen por los bulevares otras adolescentes teñidas de rubio o de moreno, asustadas de su propio poder seductor, y que esas ya no seremos nosotras. Quiero decirte que de este lado las cosas se pusieron muy complejas y que, en ese sentido, fuiste muy afortunada de largarte por tu propio pie y ponerle punto final a tu historia. Porque para mí, fuiste tú misma quien decidió trascender las limitaciones del cuerpo, eso lo tengo muy claro. No te imagino, nunca te imaginaré, siendo víctima de una enfermedad simplona y cul

La felicidad

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Pronto será el día del niñ@, y tuve que desempolvar esta foto para una actividad en mi escuela. Elegí esta, la de un cumpleaños, el número 5, que me celebraron mis papás en compañía de mis hermanas. Es la foto que más me gusta, porque me sentí feliz y especial (y aquí es donde Eliézer me dice "siempre eres especial", 💙). Recuerdo que mi mamá me preparó para ese día: me confeccionó ese vestido, me soltó el cabello (siempre usé trenzas o cola de caballo), y fuimos a comprar esos dos pasteles a la panadería La Tapatía. Esperamos a la noche, a que llegara mi papá. Noche es decir 8:00 p.m. Fui feliz ese día, me sentí protegida y amada. Como la parte más pequeñita de un clan. Conservo todos esos cariños en esta imagen. 

Volver a Alanis, and isn`t it ironic?

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Sí, acepto.

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Dormir

Será aproximandamente desde el mes de octubre del año pasado (el 2022) que formalicé a dormir 8 o 9 horas diarias. Se escucha bembo, jeje, pero la realidad es que desde hace casi unos 15 años yo solía dormir entre 4 o cinco horas diarias. Si dormía 6 ya era ganancia. Esto, que pensándolo bien tal vez ya no suene bembo, es terrible para la salud. De una manera que solo el supremo lo podría explicar, mi cuerpo se acostumbró a la carrilla dura para sacar adelante las múltiples chambas que me autoasigné durante esos años locos de mi transición de maestra a doctora y de bibliotecaria a profesora universitaria. Conseguí hacer todas esas cosas (publicar libros, escribir artículos, mantener una columna, leer dos libros por mes, correr de una chamba a otra, titularme de un doctorado) gracias a que dormí muy poco. Nunca lo resentí demasiado. Nunca, durante esos 15 años. Lo malo vino después. Justo al salir de la pandemia mi cuerpo pidió a gritos descanso. Una diarrea que me duró nueve meses y lu

Una más sobre la escritura

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Casi voy para el año de haber regresado a los talleres de escritura. Bueno, regresé a un taller. Específicamente al gimnasio narrativo que coordina Alfredo Núñez Lanz. Sí, funciona como su nombre lo dice: como un espacio en donde te ejercitas y suplementas, a fin de fortalecer tu narrativa. De los pequeños o medianos logros que me ha traído este gimnasio (ya estoy en la tercera temporada) puedo enunciar, sin dificultad, los tres siguientes:  a. Mayor decisión al iniciar una historia, o sea, lo que conoce como "declarar el incipit". Lo considero un logro valioso, porque decidir en qué escena, diálogo o espacio iniciará tu historia, Oh, Dios, no es tarea sencilla. Aunque no diré que mi profesor me haya dado un menú de incipts posibles (jaja) sí hay una premisa sobre la cual, cada semana, debo trabajar. Yo, literamente, me obligo a empezar por un lado. A veces es por el recurrido "principio" y otras veces le llego por el medio. Los atajos más fáciles son aquellos en do