Entradas

Mostrando entradas de julio, 2016
Dejaré abierta esta luz de mi corazón no correré las llaves de la puerta por la que yo te invito a entrar y tú entras a jugar un juego de mesa juego de manos en el que tú te enlazas como una cuerda de nudo apretado y yo doy un golpe de dados para indicarte que avances dos sitios y regreses dos más y te quedes quieto justo aquí frente a mis ojos para que yo pueda ver  tranquilamente tu cara.

Aunque me la monto de budista...

Imagen
Aunque me la monto (como dicen los spanish) de budista, la neta es que la mayor parte de mi vida me la he tenido que pasar luchando para conseguir hacer lo que yo quiero y no lo que desean otros. Es por eso que hoy, consciente del papel que me ha tocado en esta aventura, reconozco aquí a una de mis guerreras favoritas. Así se siente la Elys muchas veces...

Once again, el trabajo de la escritura...

Imagen

Hugo Salcedo

Imagen
Conocí a Hugo Salcedo en la universidad. Fue mi maestro de seminario de tesis y luego mi asesor. Logré titularme gracias a su paciencia para con mi desorden. Un año duré siguiendo los avances, hasta que Hugo me dijo ¿ya, no? Y le corté. Puse punto final a la redacción. Evidentemente fue mi sinodal. Después, me entregó varias cartas de recomendación académica. Para la maestría y otras para los doctorados a los que solicité ingreso. Uno de ellos me aceptó. Confieso que era el que menos esperaba. Por ahí supe que la recomendación de Hugo pesó. Aunque yo también hice lo mío para rendir. Todo le agradezco. Hasta me llegó a prestar dinero para viajar a tomar la protesta a la BUAP como maestra en literatura. Claro que le pagué. Pero esos detalles no se olvidan. Cuando andas bien bruja emocional y económicamente, nunca se olvida cómo te tratan. Queda como marcado. Los apapachos y las otras cosas también. ¿Qué le hacemos? Somos humanos. La carne y el espíritu sienten. Hagas lo que hagas y es

An education (o de cómo alguien llevó una parte importante de mi vida al cine).

Imagen
Una de esas extrañas y sorprendentes coincidencias.

Vizcaíno, Forrest Gump o la casualidad

A medida que voy enterándome de la vida de este personaje, me pregunto qué tanto de los datos que él mismo dice de sí (a la manera de esa genial embustera que fue Sor Juana) serán ciertos. ¡No tengo por qué dudarlo! Por ejemplo, dícese de sí: "Tuve como profesor de Teatro y Literatura (chéquele que anota con mayúsculas, jaja) en secundaria a Germán Liszt Arzubide (...) de niño formé parte del coro que dirigió Carlos Chávez para la inauguración del Palacio de Bellas Artes, un acto que presidió el Presidente Abelardo L Rodríguez (...) Por otra parte, participé en la selección deportiva para representar a México en la Olimpiada Mundial de Berlín (...) pero nuestro país mandó sólo una pequeña delegación de basquetbolistas (...) Vi pintar a Diego en el Palacio Nacional; a Orozco en el de Justicia. Rufino Tamayo me dio clases de dibujo en secundaria (...) en secundaria frecuenté la amistad de Pepe Revueltas, y sin tener amistad, conocí a Villaurrutia con todo su séquito. Basurto y G

Una verdad incómoda

Mentiría si dijera que amo la historia. Amo la literatura. Y si para entenderla mejor, si para conocer los procesos de su legitimación y divulgación era necesario que yo debiera ingresar a otra disciplina que me permitiera comprenderla y amarla aún más, pues bien; eso fue lo que hice. Sigo enamorada, pero ahora de una manera loca, terrible. De una manera en la que siento que me pertenece. Que es mía y de nadie. De una manera que me duele, aquí dentro.