Mi querido y amado papi, tal vez no haga falta decirlo o escribirlo, pero te llevaré en mi corazón el resto de mi existencia. Ojalá hayan en verdad otras vidas, para encontrarnos de nuevo y amarnos más y mejor. 

Entradas populares de este blog

Reconstrucción de “El mimetismo y el hombre: la ambivalencia del discurso colonial” de Homi K. Bhabha en El lugar de la cultura, por Elizabeth Villa, corchetes míos.

La breve vida feliz de Francis Macomber

Moses Lake